Primero, Pablo dice,
Si no hay resurrección, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes. Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados. En este caso, también están perdidos los que murieron en Cristo. Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales. Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, como primicias de los que murieron. De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; después, cuando él venga, los que le pertenecen. Entonces vendrá el fin, cuando él entregue el reino a Dios el Padre, luego de destruir todo dominio, autoridad y poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será destruido es la muerte, pues Dios "ha sometido todo a su dominio". Al decir que "todo" ha quedado sometido a su dominio, es claro que no se incluye a Dios mismo, quien todo lo sometió a Cristo. Y cuando todo le sea sometido, entonces el Hijo mismo se someterá a aquel que le sometió todo, para que Dios sea todo en todos. Si no
hay resurrección, ¿qué sacan los que se bautizan por los muertos? Si en definitiva los muertos no resucitan, ¿por qué se bautizan por ellos? (1Co 15:13-29 NVI).
Pablo establece aquí en 1 Corintios que la resurrección es esencial para la fe cristiana. Y si Cristo no resucitó, somos falso en predicar a Cristo. Todo la fe cristiana depende de que Cristo haya resucitado. Y si Cristo resucitó, nosotros también resucitaremos.
Éste pilar de la fe cristiana es clave para nosotros. Establece un claro punto partida para evaluar ésta vida, nuestras actividades, nuestras relaciones.
Si cambiamos nuestra lectura a Colosenses 3:1-4 vemos que si estamos unidos a Cristo tenemos que poner nuestra mente donde esta Él. "Concentran en las cosas de arriba, y no en las de la tierra" (Col. 3:2). Obviamente la pobresa, la prosperidad, el equipo de futbol, la colonia donde vivo, mi trabajo, entre muchas otras cosas, son de aquí donde estamos viviendo, y no donde esta Cristo. A pesar de esto, muchos vivimos nuestra vida cristiana aquí en la tierra. Si no tenemos cuidado, jamás pensaríamos en las cosas de Dios.
Conclusión: La resurrección es vital para la creencia cristiana. Sino creemos en la resurrección corporal de Jesús según 1 Corintios 15, nuestra fe desaparece. También la conducta cristiana tiene que estar orientada a la resurrección. Toda la aplicación o ética de Colosenses depende de la resurrección de Jesús.
¿Es la resurrección de Jesús el centro de tu fe y conducta como cristiano?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario