VIVIR PARA AGRADAR, SER RECHAZADO,
VIVIR EN PUREZA Y ACEPTACIÓN
Por Eugeno Torres Rivera
Pastor de la Iglesia Principe de Paz
SALMO 143
Salmo de David.
1Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme por tu verdad, por tu justicia. 2Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
מִזְמ֗וֹר לְדָ֫וִ֥ד יְהוָ֤ה׀ שְׁמַ֬ע תְּפִלָּתִ֗י הַאֲזִ֥ינָה
אֶל־תַּחֲנוּנַ֑י בֶּאֱמֻנָתְךָ֥ עֲ֝נֵ֗נִי בְּצִדְקָתֶֽךָ׃1
2וְאַל־תָּב֣וֹא בְ֭מִשְׁפָּט אֶת־עַבְדֶּ֑ךָ כִּ֤י לֹֽא־יִצְדַּ֖ק לְפָנֶ֣יךָ כָל־חָֽי׃
Cualquiera sea su condición humana, riqueza o pobreza, de fama o desconocidos, al nacer es importante ser aceptado, ser un hijo deseado.
Cuando un niño es deseado, querido, amado y consentido, es feliz. Su actitud y su autoestima son fuertes, su conducta es sólida, su comportamiento denota seguridad.
Pero algo aprende desde niño el ser humano: cuando hace algo que desagrada a los que ama, o cuando los que lo han criado lo desaprueban, entonces sufre, siente rechazo y sus emociones sienten el impacto de saberse rechazado, ahora sabe qué es sentirse desaprobado.
Ser rechazado por quienes se espera ser amado es lo peor que le puede pasar al ser humano.
Ser desaprobado, vivir en descalificación permanente daña al espíritu humano y su psique, sus emociones, su alma, y su cuerpo también, sufren los efectos de ser repudiado.
El salmista sabe qué significa ser repudiado o vivir en desaprobación por la persona más importante en el universo. Para él significa vivir en la desgracia. Nada puede hacer él por ser aceptado, no hay capacidad en él digna de ser elogiada por su hacedor, y tampoco hay nada que él pueda hacer para remediar su condición y ganarse la aprobación o la aceptación de su creador.
El salmista está consciente de que no hay en él capacidad ni dignidad de ganarse el favor de su Dios.
Sólo le queda una acción: clamar por la misericordia del Señor, apelar a su compasión y esperar en él.
Los dos primeros versículos son fundamentales para toda teología bíblica y cristiana.
Salmo de David.
1Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme por tu verdad, por tu justicia. 2Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
מִזְמ֗וֹר לְדָ֫וִ֥ד יְהוָ֤ה׀ שְׁמַ֬ע תְּפִלָּתִ֗י הַאֲזִ֥ינָה
אֶל־תַּחֲנוּנַ֑י בֶּאֱמֻנָתְךָ֥ עֲ֝נֵ֗נִי בְּצִדְקָתֶֽךָ׃1
2וְאַל־תָּב֣וֹא בְ֭מִשְׁפָּט אֶת־עַבְדֶּ֑ךָ כִּ֤י לֹֽא־יִצְדַּ֖ק לְפָנֶ֣יךָ כָל־חָֽי׃
Martín Lutero estaba consciente de su abrumadora necesidad de ser aceptado por el Señor, pero no veía nada digno en él como fundamento que le permitiera entrar en la presencia del Señor y adorarlo.
Todo él se sentía llaga podrida, pestilente, vestido de deshonra y sin méritos repudiado.
Vivía atormentado porque sabía que nada lo podía poner en buena relación con el Señor. No sólo nada, tampoco nadie.
Habiendo sido formado en una estructura religiosa monolítica, férrea, buscaba con afán cómo encontrar la verdad, cómo dar con la senda que lo pudiera poner en buena relación con Dios, pero para él era imposible.
Su religión, en la secta católica donde había sido formado, había elaborado una serie de conceptos y doctrinas estructuradas para enseñarles a los creyentes cómo entrar en una buena relación con Dios y asegurarse el cielo, la estadía permanente delante de Dios.
Les habían enseñado con hacer buenas obras se ganaban el favor de Dios, pero aún así, comprarle indulgencias a la iglesia católica les permitía comprar también los favores del Señor y mientras más indulgencias se comprara mejor, igual que hacer cuantiosas donaciones al clero.
También le habían enseñado que había mediadores entre Dios y los hombres, y que la máxima autoridad espiritual era un hombre llamado papa y que ese hombre era infalible.
Sin embargo, a la luz de La Escritura descubrió que tales enseñanzas y doctrinas eran falsas, sin otro fundamento que la enseñanza y la tradición de una tradición elaborada por líderes religiosos y teólogos que no enseñaban la verdad bíblica.
Pero entonces ¿qué verdad descubrió? Descubrió la respuesta a este salmo que, como vimos, dice:
Salmo de David.
1Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme por tu verdad, por tu justicia. 2Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
מִזְמ֗וֹר לְדָ֫וִ֥ד יְהוָ֤ה׀ שְׁמַ֬ע תְּפִלָּתִ֗י הַאֲזִ֥ינָה
אֶל־תַּחֲנוּנַ֑י בֶּאֱמֻנָתְךָ֥ עֲ֝נֵ֗נִי בְּצִדְקָתֶֽךָ׃1
2וְאַל־תָּב֣וֹא בְ֭מִשְׁפָּט אֶת־עַבְדֶּ֑ךָ כִּ֤י לֹֽא־יִצְדַּ֖ק לְפָנֶ֣יךָ כָל־חָֽי׃
Pero entonces, viviendo como el salmista, orando, rogando al Señor por paz para su alma, dio con los textos de Gálatas 3.11, que dice Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: el justo por la fe vivirá;
Y también de Romanos 1.17: Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Pero veamos el salmo en detalle, y veremos que es un salmo profético y mesiánico, que anticipa los medios de justificación del hombre delante del Señor, por medio del único camino, por medio de la única persona, Cristo.
Salmo de David.
1Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme por tu verdad, por tu justicia. 2Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
מִזְמ֗וֹר לְדָ֫וִ֥ד יְהוָ֤ה׀ שְׁמַ֬ע תְּפִלָּתִ֗י הַאֲזִ֥ינָה
אֶל־תַּחֲנוּנַ֑י בֶּאֱמֻנָתְךָ֥ עֲ֝נֵ֗נִי בְּצִדְקָתֶֽךָ׃1
2וְאַל־תָּב֣וֹא בְ֭מִשְׁפָּט אֶת־עַבְדֶּ֑ךָ כִּ֤י לֹֽא־יִצְדַּ֖ק לְפָנֶ֣יךָ כָל־חָֽי׃
Es interesante, pero vea esto. El salmista pide que el Señor le conteste por tu verdad, por tu justicia.
Sin embargo, por favor consulte versiones, y también el texto hebreo y se dará cuenta de que habría que enmendar la traducción española de la RVR60, en la preposición, para que concuerde con la teología bíblica.
¿Cómo enmendaríamos la traducción? Lo haríamos así:
Salmo de David.
1Oh Señor, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme en tu verdad, en tu justicia. 2Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
מִזְמ֗וֹר לְדָ֫וִ֥ד יְהוָ֤ה׀ שְׁמַ֬ע תְּפִלָּתִ֗י הַאֲזִ֥ינָה
אֶל־תַּחֲנוּנַ֑י בֶּאֱמֻנָתְךָ֥ עֲ֝נֵ֗נִי בְּצִדְקָתֶֽךָ׃1
2וְאַל־תָּב֣וֹא בְ֭מִשְׁפָּט אֶת־עַבְדֶּ֑ךָ כִּ֤י לֹֽא־יִצְדַּ֖ק לְפָנֶ֣יךָ כָל־חָֽי׃
El apóstol Pablo es abundante en una preposición: “En Cristo”. Él acuñó la expresión en Cristo para destacar la revelación “escondida”, del Antiguo Testamento, el “misterio” de Cristo, como la persona por medio de quien Dios nos daría todo lo necesario para estar en paz con él.
Veamos sólo dos de muchos ejemplos: Mas de él sois vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, y justificación, y santificación, y redención: (1 Corintios 1:30 RV09) JUSTIFICADOS pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo: (Romanos 5:1 RV09)
¿De qué estamos hablando? de que el hombre jamás tendrá paz en su vida, en su mente, en sus relaciones, en su espíritu, ni en su corazón, porque no tendrá una buena relación con la persona fundamental en su vida, que es Dios.
Asimismo, mientras no se reconcilie con el Señor, al mismo tiempo estará dando pruebas de su naturaleza pecaminosa.
Tales pruebas se verán en datos duros: aumentará su perversión a nivel personal y global.
A nivel personal vivirá en decadencia moral, cada vez más depravado, más avaro, codicioso y adorador de lo material.
En lo social veremos cómo el hombre seguirá luchando por llamar bueno a lo malo y malo a lo bueno. Un ejemplo, las legislaciones, modificadas y establecidas para facilitar el poder y sus abusos, así como para implantar, por derecho, el abuso de menores y pervertirlos al amparo de leyes injustas.
A nivel de familia los hijos, hombres y mujeres serán cada vez más altivos y rebeldes contra los padres alegando sus derechos, justificando su responsabilidad por sus actos.
Los niños serán enseñados, tanto como los jóvenes a pelear contra sus padres porque los padres acepten, obligados por los mismos hijos, las decisiones de los chicos… todo esto se llama perversión y depravación.
¿Debido a qué? a querer justificar su vida sin Dios, su vida en pecado y todas sus rebeldías.
El salmista vive desolado, sin paz, y se cuestiona su condición a la luz de cómo se vive en el mundo y ora a Dios:
Salmo de David.
1Oh Señor, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme en tu verdad, en tu justicia. 2Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
מִזְמ֗וֹר לְדָ֫וִ֥ד יְהוָ֤ה׀ שְׁמַ֬ע תְּפִלָּתִ֗י הַאֲזִ֥ינָה
אֶל־תַּחֲנוּנַ֑י בֶּאֱמֻנָתְךָ֥ עֲ֝נֵ֗נִי בְּצִדְקָתֶֽךָ׃1
2וְאַל־תָּב֣וֹא בְ֭מִשְׁפָּט אֶת־עַבְדֶּ֑ךָ כִּ֤י לֹֽא־יִצְדַּ֖ק לְפָנֶ֣יךָ כָל־חָֽי׃
Su petición es que Dios se le revele en Cristo. ¿Por qué decimos que pide que Cristo le sea rebelado?
Justo por la preposición de la cual hablaba: «respóndeme en tu verdad, en tu justicia».
Y la verdad y la justicia de Dios, dada al hombre para tener una buena relación con Dios, se llama Cristo.
Lo digo de otra manera. La verdad y la justicia de Dios, es Cristo. Cristo es la única persona que establece buenas relaciones entre Dios y el hombre.
Sólo Cristo puede enlazar y reconciliar al hombre con Dios. Nadie más lo puede hacer, no hay hombre, ni líder religioso, ni dinero, ni indulgencia, ni rito, ni buenas obras…. sin Cristo no hay nada.
Precisemos incluso en las contiendas de la depravación de hoy día. ¿Qué de los homosexuales y lesbianas, pederastas, y de la comunidad LGBT?
Precisemos toda persona de la comunidad LGBT, si no se arrepiente de sus pecados y declara que Cristo pagó por sus pecados, personales, individuales, ser irá al infierno.
¿Y qué de las personas que no son como los LGBT? Estoy hablando de los hétero. ¿Qué hay de los hétero? ¿Son mejores porque se mantienen en la línea de la sexualidad con la cual nacieron?
¡NO! Toda persona, sin Cristo, toda persona que rechace el sacrificio de Cristo en la cruz, todo individuo que deseche el sacrificio de Cristo, hétero, homo, lesby o de chile de dulce y de manteca, lo repito, toda persona que rechace el sacrificio de Cristo en su favor, ¡se irá al infierno!
Si algo será de bendición en tu vida, será aplicar la doctrina bíblica, la revelación del Señor a tu vida.
Las doctrinas bíblicas, no las de tradición recibida por hombres u organizaciones religiosas, son la base de la existencia en la vida de la humanidad.
De igual manera, todo conflicto humano, toda angustia personal, todo pesar y toda tristeza, tienen sus raíces en la naturaleza espiritual del hombre.
Los problemas de la humanidad son, en su base, espirituales, pero repercuten en su mundo social, financiero, familiar, legal, deportivo, psicológico, incluso en los hábitat de toda especie, tanto como en las condiciones ecológicas.
Por lo tanto, afirmamos, toda buena relación tiene como fundamento la relación con Dios en buenos términos.
Salmo de David.
1Oh Señor, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme en tu verdad, en tu justicia. 2Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
מִזְמ֗וֹר לְדָ֫וִ֥ד יְהוָ֤ה׀ שְׁמַ֬ע תְּפִלָּתִ֗י הַאֲזִ֥ינָה
אֶל־תַּחֲנוּנַ֑י בֶּאֱמֻנָתְךָ֥ עֲ֝נֵ֗נִי בְּצִדְקָתֶֽךָ׃1
2וְאַל־תָּב֣וֹא בְ֭מִשְׁפָּט אֶת־עַבְדֶּ֑ךָ כִּ֤י לֹֽא־יִצְדַּ֖ק לְפָנֶ֣יךָ כָל־חָֽי׃
Sin Cristo, nadie tendrá una buena relación con Dios. La afirmación: porque no se justificará delante de ti ningún ser humano, por demás contundente, pone en la silla de la condenación eterna a toda persona.
El salmista habla de la imposibilidad de justificarse delante de Dios. Justificarse, aquí equivale a presentarse ante el Señor limpio, sin pecado, sin mancha, con una pureza y santidad igual a la suya.
Se entiende, nadie puede estar ante el Dios santo sin que se revelen sus manchas, sus impurezas, su maldad, sus depravaciones, malas intenciones y sus pervertidos pensamientos, sentimientos y deseos, sus concupiscencias.
La santidad de Dios es un catalizador que hace aflorar toda la maldad y la impureza del hombre.
Estar ante él delata, saca a flote toda falta de santidad de parte de nosotros, pero al mismo tiempo nos expone la necesidad que tenemos de Cristo.
Todo el sistema sacrificial del Antiguo Testamento declara con colores, sabores, con sangre, con muerte de animales, con todos los ritos, la necesidad humana de paz espiritual, paz interna, paz en el corazón.
Incluso las doctrinas pervertidas y perversas de las buenas obras le dicen al ser humano cuán malo es, cuán necesitado está de ser una buena persona, al tiempo que le exponen y revelan su necesidad de ser aceptado por Dios.
Las doctrinas perversas, malvadas y codiciosas de la venta de indulgencias también le revelan otros aspectos como su necesidad de una certeza de donde va a pasar la eternidad. ¡Le urge una certidumbre! ¡el hombre necesita estar seguro de ser aceptado por Dios!
¡Hasta las doctrinas adulteradas se lo dicen! Pero no lo llevan a Cristo. Ninguna persona va a Cristo. Al contrario, Cristo viene al hombre, él viene a buscar y a salvar lo que se ha perdido, él viene a redimir, a presentarse como el único camino que lleva a la certidumbre, a la presencia eterna de Dios.
porque no se justificará delante de ti ningún ser humano. es
es una verdad completa y total sin Cristo, pero si la oración tuya y mía, tanto como la de todo ser humano es como la del salmista:
1Oh Señor, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme en tu verdad, en tu justicia. 2Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
מִזְמ֗וֹר לְדָ֫וִ֥ד יְהוָ֤ה׀ שְׁמַ֬ע תְּפִלָּתִ֗י הַאֲזִ֥ינָה
אֶל־תַּחֲנוּנַ֑י בֶּאֱמֻנָתְךָ֥ עֲ֝נֵ֗נִי בְּצִדְקָתֶֽךָ׃1
2וְאַל־תָּב֣וֹא בְ֭מִשְׁפָּט אֶת־עַבְדֶּ֑ךָ כִּ֤י לֹֽא־יִצְדַּ֖ק לְפָנֶ֣יךָ כָל־חָֽי׃
y si el Señor Dios nos contesta en su verdad y en su justicia, que es Cristo, entonces tendrás paz toda tu vida, por la eternidad.
Y te aclaro, no depende de ti la salvación y la paz con Dios. Todo depende de él, todo depende de Cristo.
Algo más, entre muchas otras cosas, nos revela este salmo: la gracia de Dios, su favor, su compasión y misericordia.
1Oh Señor, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme en tu verdad, en tu justicia. 2Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
מִזְמ֗וֹר לְדָ֫וִ֥ד יְהוָ֤ה׀ שְׁמַ֬ע תְּפִלָּתִ֗י הַאֲזִ֥ינָה
אֶל־תַּחֲנוּנַ֑י בֶּאֱמֻנָתְךָ֥ עֲ֝נֵ֗נִי בְּצִדְקָתֶֽךָ׃1
2וְאַל־תָּב֣וֹא בְ֭מִשְׁפָּט אֶת־עַבְדֶּ֑ךָ כִּ֤י לֹֽא־יִצְדַּ֖ק לְפָנֶ֣יךָ כָל־חָֽי׃
¿Dónde están las buenas obras del salmista? ¿Dónde está todo esfuerzo humano para quedar bien con Dios y ser aceptado por él? ¿Dónde radica o qué radica ser aceptado por Dios?
¡En su gracia! ¡En su bondad! ¡En su buena voluntad! ¡En su soberanía y soberana voluntad!
Dicho de otra manera, nos acepta porque quiere, porque nos lo concede en su verdad, en su justicia, En Cristo.
Dios nos concede su favor en Cristo. Dios nos concede todo en su buena voluntad, en Cristo, Dios nos justifica (nos acepta) en Cristo, por gracia.
Todo nos es concedido por Dios de pura gracia. Por su favor, por su buena voluntad, por su bondad, por su compasión, porque lo desea, porque lo decide, porque quiere, porque es bueno para con nosotros, en Cristo.
ACEPTADOS POR DIOS.
3Porque ha perseguido el enemigo mi alma; Ha postrado en tierra mi vida; Me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos. 4Y mi espíritu se angustió dentro de mí; Está desolado mi corazón. 5Me acordé de los días antiguos; Meditaba en todas tus obras; Reflexionaba en las obras de tus manos. 6Extendí mis manos a ti, Mi alma a ti como la tierra sedienta. Selah 7Respóndeme pronto, oh Jehová, porque desmaya mi espíritu; No escondas de mí tu rostro, No venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura. 8Hazme oír por la mañana tu misericordia, Porque en ti he confiado; Hazme saber el camino por donde ande, Porque a ti he elevado mi alma. 9Líbrame de mis enemigos, oh Jehová; En ti me refugio. 10Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. 11Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; Por tu justicia sacarás mi alma de angustia. 12Y por tu misericordia disiparás a mis enemigos, Y destruirás a todos los adversarios de mi alma, Porque yo soy tu siervo (Salmo 143:1-12 RV1960)
1. Expresa sus angustias al Señor. Hay comunión entre ambos. 3-4
2. Sé que en ti hay fortaleza. Dios es su única ayuda. 5-6
3. Ama al Señor, se deleita en él. 7-8
4. Confía en el Señor para ser librado y contar con guía en su vida 9-10.
5. Dios es la certeza de la vida, la protección para la eternidad 11-12.