lunes, 3 de marzo de 2008

Acercate a mi: cuarta semana

Día 22
“Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Juan 14: 2-3). Ésta es una de veinte veces que Jesús dijo que él se iba. Cuando él habló de irse, una de las ideas principales era el de ir a la cruz y morir por nosotros. Por lo tanto, parte de esta promesa incluye Su resurrección. Su muerte en la cruz terminó todo lo que era necesario para que usted pudiera ir al cielo. Pero aún más que eso, Jesús es el camino al Padre y a que el Padre nos acepte como sus hijos. Él está preparando las cosas para presentarnos al Padre (Judas 24). Así pues, seamos llenos de la certeza y de la anticipación. Tengan nuestros corazones la seguridad completa de nuestra fe (Heb. 10:22).

Día 23
“Soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14: 6). Él es el “Yo soy.” Ése fue el nombre por el cual Dios se reveló a Moisés en épocas antiguas. El evangelio de Juan recalca el hecho de que es Jesús es el “Yo soy.” Él no es “un” camino. Él es EL CAMINO. Él no es alguna verdad, tampoco está diciendo Juan que lo que Jesús dijo era verdad. Él es LA VERDAD. Pablo escribe, “en él están ocultos todos los tesoros de sabiduría y de conocimiento.” En los días en los que la gente no reconociera absolutos, él es la verdad absoluta. Él es LA VIDA. Este evangelio dice su el primer capítulo “… esa vida era la luz de hombres.” Esta vida no es simplemente una vida biológica; es la misma vida de Dios. Él es LA VIDA. Juan escribe, “La vida apareció; lo hemos visto y atestiguamos a él, y proclamamos a usted la vida eterna, que estaba con el padre y ha aparecido a nosotros” (I Juan 1: 2). Aquí hay cantidad de vida, dura para siempre. Aquí hay calidad de vida, él es la vida. “El que tiene el hijo tiene vida; él que no tiene el hijo de Dios no tiene vida” (I Juan 5:12). Su vida como ser humano no es lo que cuenta. Él es nuestra vida.

Día 24
“Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también a mi Padre.” (14: 7). Imagínese vivir día y noche con alguien y entonces que esa persona le comience a hablar como si usted todavía no lo conociera. Hay de conocer… a conocer. Pablo escribió acerca de los que conocían a Cristo en la carne y los que le conocían en el Espíritu. ¿Cómo lo conoce usted? Pablo escribió en otro lugar “para que lo pueda conocer.” No es simplemente una cuestión de que lo presenten con él. ¿Qué tan bien le conoce usted? ¿Usted conoce al Padre? ¿Usted lo conoce como su Padre? ¿Conocerlo se ha convertido en su proyecto de vida? ¿Hay alguna otra búsqueda que sea digna de un compromiso de vida? Pregúntese, “¿cómo puedo conocerle mejor?” Una de las maneras de conocerle mejor es dejarlo hablar con usted con su palabra, y pasar tiempo hablando con él en oración.

Día 25
“Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre.13 Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré…” (14: 12, 13b). Este pasaje a menudo le da a la gente visiones de hacer milagros. Y a veces eso es correcto. Si vamos a hacer lo qué Jesús hizo, considere lo que él hizo. “Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió.” (Juan 6:38). Su voluntad debe convertirse en nuestra ocupación. Sin Él no podemos hacer nada y con Él podemos hacer todas las cosas.

Día 26
“Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.” (14: 14). ¿Usted ha estado pidiendo mucho? ¿Esta promesa le agrada? ¿Qué significa, “en mi nombre”? Significa que recibo cosas que no merezco. Significa que puedo pedir en el nombre de Su rectitud. Significa que puedo orar como hijo de Dios. Tal oración es la práctica de mi nueva relación. Su nombre habla de Su carácter, quién es Él. Si pido algo que es contrario a su carácter no estaré pidiendo en Su nombre. Piense en esto y comience a pedir en grande. Permita que esta época sea un tiempo para cultivar la confianza y una época de renovación en su vida de oración.
Día 27
“Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.” (14: 15). Nacer de Dios es recibir una nueva naturaleza. Lo esencial de esa nueva naturaleza es el amor a Dios. La evidencia de esta nueva naturaleza es ser sumiso a Dios y terminar con una vida autodeterminada. La prueba del nuevo nacimiento es amor a Dios expresado en obediencia. La conversión implica un cambio de una posición de rebelión hacia Dios a una de obediencia. Esto no compromete de ninguna manera el evangelio de la gracia. Es el resultado de su gracia. La perfección de nuestra obediencia no es la base de su gracia, sino una consecuencia de la gracia. El secreto para obedecerle de manera más perfecta es tenerle amor más puro, y no es el resultado de la amenaza de la pérdida de salvación. Medite en Cristo y Su Cruz y déjelo llenarle con su amor. “Lo amamos porque él nos amó primero.” Tal vez necesitemos ver si nuestro certificado de nacimiento es genuino.

Día 28
“…Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre” (14: 16). Cuando Jesús habló del Espíritu Santo, era en respuesta a su intercesión. “Yo pediré al Padre, y él les dará otro Consolador” (14: 15). El regalo del Espíritu Santo no se lo merece, ni se da a cualquier persona en base a su santidad. El Espíritu viene a habilitar que podamos crecer en Santidad. “Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!” (Lucas 11:13). Este regalo es en base de la Expiación de Jesús y no es nuestra hazaña. Percibamos nuestra necesidad y pidamos audazmente.

Día 29
“No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes.” (14:18 Juan). ¿Usted se siente como un huérfano hoy? ¿Él parece estar lejano? ¿Se da cuenta de que ha venido a usted en la persona del Espíritu Santo? ¿Está bebiendo del agua viva (Juan 7:37 - 39)? ¿Estamos viviendo en dependencia de Él? ¿Estamos practicando la presencia de Dios? ¿Nos damos cuenta de que Él vino a vivir con nosotros? ¿Qué acaso no dijo que nunca nos dejaría ni nos desampararía? ¿Estamos dependiendo de Él? Deje de pretender estar solo. Abrase a Él y experimente la comunión con el Espíritu.

Día 30
“Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.” (Juan 14:21). Aquí hay una maravillosa promesa que cada uno de nosotros debe experimentar. La promesa se basa en aquellos que lo obedecen por amor. Recibimos amopr al amar. Esta es una promesa de revelación personal. Promete comunión e intimidad. No es una promesa sin restricciones para todos. Pero, lo que es inusual es que la manifestación del maravilloso amor incondicional de Dios este limitado a aquellos que respondan a Su amor. Es una manifestación de Su presencia a aquellos que le entregan sus vidas a Él. ¿Qué podría ser un mayor reto? ¿Qué podría dar mayor recompensa? ¿Qué podría ser más motivante? ¿Entreguemos nuestra vida a Él? Confiemos en su promesa de que Él nos manifestará su presencia en su vida.

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