viernes, 15 de febrero de 2008

¿Has recibido a Jesús?

Una de las palabras claves para entender la conversión es la palabra “recibir”.
Vino a lo que era suyo pero los suyos no le recibieron. Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios (Juan 1:11-13 NVI).
¿Qué significa, “recibir a Cristo”? ¿Qué quería decir Jesús con esta palabra? ¿Hemos recibido a Jesús? Muchas veces hemos aceptado una definición “light” de recibir a Jesús. Nuestra definición popular es algo como de tomar una decisión o recibir un regalo de cumpleaños que no implica ningúna responsabilidad. En este artículo vamos a investigar lo que significa recibir a Jesús, según Jesús.

Primero, significa escuchar o estar dispuesto a escuchar. Las personas que no reconocen a Jesús o que no escuchen no le están recibiendo.

El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por medio de él, pero el mundo no lo reconoció. Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron (Juan 1:10-11 NVI).

En Juan 1:10-11 el no recibir a Jesús es “no lo reconocieron” o que “no le hicieron caso”.

Marcos 6:11 dice, “Y si en algún lugar no los reciben bien o “no los escuchan”, al salir de allí sacúdanse el polvo de los pies, como un testimonio contra ellos."

Segundo, significa, “creer en su nombre”.

Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios (Juan 1:12-13 NVI).

En Juan 1:12 recibir a Cristo está definido por el mismo texto como “a los que creen en su nombre”.

Tercero, significa dar la bienvenida a los enviados de Jesús.

"En cualquier pueblo o aldea donde entren, busquen a alguien que merezca recibirlos, y quédense en su casa hasta que se vayan de ese lugar (Mat 10:11 NVI).

Cuarto, significa, estar gozosos cuando escuche las palabras y enseñanzas de Jesús:

Ustedes se hicieron imitadores nuestros y del Señor cuando, a pesar de mucho sufrimiento, recibieron el mensaje con la alegría que infunde el Espíritu Santo. De esta manera se constituyeron en ejemplo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya (1Tesalonisenses 1:6-7 NVI).

El gozo o la alegría era tanto que no sólo se pusieron contentos, sino también su recepción del mensaje de Jesús llegó a tener tanto impacto en sus vidas que imitaron a Pablo y Jesús aun en medio de mucho sufrimiento.

Quinto, significa tomar para si las enseñanzas de Jesús.

Sexto, Jesús nos dice que podemos tener confianza de que la gente que nos reciben es parte de sus seguidores.

"Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me envió. Cualquiera que recibe a un profeta por tratarse de un profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo por tratarse de un justo, recibirá recompensa de justo (Mat 10:40-41 NVI).

La implicación aquí es que los discípulos de Jesús van a estar sostenidos por personas que reciben el mensaje.

Septimo, significa sostener los misioneros de Jesús. Cuando Jesús mandó sus discípulos en una misión los enviaba con nada. Él daba por hecho que los que escucharan y recibieran el mensaje iban a sostener a los discípulos en su misión. Hoy tenemos la idea de que un misionero lleva su sostén consigo mismo.

Les ordenó que no llevaran nada para el camino, ni pan, ni bolsa, ni dinero en el cinturón, sino sólo un bastón. "Lleven sandalias --dijo--, pero no dos mudas de ropa." Y añadió: “Cuando entren en una casa, quédense allí hasta que salgan del pueblo. Y si en algún lugar no los reciben bien o no los escuchan, al salir de allí sacúdanse el polvo de los pies, como un testimonio contra ellos" (Marcos 6:8-11 NVI).

Así los discípulos eran totalmente dependientes de los que les recibieron. No tenía un proyecto social, porque eran ellos los pobres.

Octavo, significa entrar en la misión de Jesús.

Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes. (Juan 20:21 NVI)

Como Jesús pasó la misión a nosotros en Juan 20:21 el recibir a Cristo significa tomar para nosotros Su misión. Así los tesalonicenses recibieron el mensaje para sí, evangelizando toda Macedonia y Acaya:

Partiendo de ustedes, el mensaje del Señor se ha proclamado no sólo en Macedonia y en Acaya sino en todo lugar; a tal punto se ha divulgado su fe en Dios que ya no es necesario que nosotros digamos nada. Ellos mismos cuentan de lo bien que ustedes nos recibieron, y de cómo se convirtieron a Dios dejando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar del cielo a Jesús, su Hijo a quien resucitó, que nos libra del castigo venidero (1Tes 1:8-10 NVI) .

Noten bien que Jesús también da instrucciones a sus discípulos de que hacer en el caso que no ser recibidos. Maldice la gente que no les reciben y váyanse a otra parte.

Y si en algún lugar no los reciben bien o no los escuchan, al salir de allí sacúdanse el polvo de los pies, como un testimonio contra ellos." (Mar 6:11 NVI).

Y estoy seguro que sus discípulos lo harían, porque no tenían nada que comer si no fueron recibidos por la gente.

Muchas veces estamos puesto a gastar mucho tiempo y esfuerzo en alcanzar a una persona que no nos recibe. Así las instrucciones de Jesús son muy importantes para nuestra misión también. Por ejemplo, muchos proyectos sociales son intentos de ganar a personas que no reciben a Jesús.

¿Has reconocido a Jesús? ¿Has recibido a Jesús? ¿Has creído en Jesús? ¿Has recibido su mensaje con gozo? ¿Sostienes la misión de Jesús? ¿Es Su misión tuya?

2 comentarios:

  1. Hola Juan
    Fijate que gran coincidencia es esta de "recibir a Jesús" te voy a compartir un breve testimonio que proviene de una meditación que hace días realicé y que está directamente relacioanda con esto:

    Viernes 01 de Febrero de 2008
    ¡Recibiendo de corazón a Jesús!

    De cierto de cierto os digo “El que me recibe a mi, recibe al que me envió” - Juan 1:20

    Hoy me aprendido algo: Se puede invitar y aún así, ¡no recibir! Podemos haber invitado a Jesús a venir a nuestras vidas y aún así no haber recibido su amor en nuestros corazones. En el pasaje de hoy pude ver un contraste: El discípulo Juan recostado en el pecho de Jesús, sin cuestionar y sin estar preocupado de las cosas que Jesús estaba haciendo. Por otro lado estaba Pedro quién no entendía lo que Jesús hacia y no quería recibir lo que Jesús estaba por darle al lavarle los pies. Y el caso extremo fue Judas, quién no solo no estaba cerca de Jesús sino que permitió que el maligno invadiera su corazón. Vemos como Pedro tuvo que preguntar a Juan acerca de quién era aquel que habría de traicionarle. La razón? Hasta ese momento Pedro no tenía una verdadera relación intima, una relación basada en el amor de Dios en su corazón. Después de hacerles ver como el servicio al prójimo es una forma de honrar a Dios y amar al prójimo, Jesús hace esta reveladora declaración: El que me recibe a mi; recibe al que me envió.
    He entendido que el amor y el servicio al prójimo no funcionan en nuestras vidas cuando intentamos hacerlo sin verdaderamente haber recibido nosotros mismos el amor de Dios en nuestro corazón. Las familias y la ruptura de relaciones en las iglesias ocurren debido a que las personas buscan relacionarse en una forma de amor que nada tiene que ver con el amor que es iniciativa de Dios y que solamente proviene de él. Por eso cuando los Fariseos cuestionaban a Jesús acerca del tema del divorcio el les explicaba que está excepción de la ley se permitió por la dureza del corazón de ellos. Porque estaban cerrados a recibir el amor de Dios y esto haría que buscaran el amor en el formato del mundo y a la larga esto causaría que las relaciones fracasaran!

    Jesús dijo que nuestro discipulado sería conocido o visto por los demás cuando ¡tuvieren AMOR (Ágape – Amor de Dios) los unos por los otros!
    Por eso Jesús después de resucitar habló tres veces a Pedro la misma palabra “me amas? “ dos veces Pedro respondió que lo apreciaba fraternalmente pero cuando entendío pudo responder adecuadamente “Tu sabes que tengo AGAPE”
    ¿Cómo se puede amar a alguien con aquel amor que uno mismo no ha conocido? ¿Cómo haberlo conocido si alguna vez lo invitamos pero por los pensamientos o paradigmas de nuestro corazón y que provienen del mundo no lo recibimos? (Juan 1:10, 1:12)

    Entonces me doy cuenta que la excentricidad del supuesto amor que siento, la vacilación o fluctuación de mi ser interior no se debe a otra cosa sino a que hasta el día de hoy ¡no he recibido el amor de Dios en mi corazón! A pesar de todos los años que tengo de ser miembro de una iglesia y cumplir rituales y formas; la tristeza y el desanimo que de vez en vez me invaden al sentir que los demás no han llenado mis expectativas es la clara señal de que el amor que no cambia, el que nunca deja de ser, aún no ha sido conocido en mi corazón.

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  2. Gracias Jhon mañana salimos a evangelizar en el Tec, es bueno tener en claro como hablar de Jesús y que significado tiene cada palabra...

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